Geografías | RELATO GRÁFICO

Salamanca: La culta y la oculta

La escuela de Salamanca

La Escuela de Salamanca fue central en los asuntos americanos.

Se le pidió, nada menos, que evaluara la legitimidad de la conquista. Recordemos que, hasta que intervino esta Escuela, se tenía por bueno que lo que justificaba la conquista era la concepción aristotélica de que los seres menores tenían que seguir a los seres mayores. Y, por otra parte, el arbitraje del Papa manifestado en la Bula Inter Caetera de mayo de 1493, que bendecía las tierras conquistadas con el compromiso de la evangelización.

La ciudad está plagada de referencias a labor que le correspondió llevar a cabo. Por de pronto, en el claustro del convento de San Esteban, donde se paseó una y otra vez el fraile Vitoria, hay fotos de indígenas americanos y frases del dictamen salamantino.

En Salamanca hay dos estatuas fundamentales: la primera es la de Fray Vitoria, frente a la Iglesia de San Esteban. La segunda, de Fray Luis de León, emplazada ante la fachada de la Universidad de Salamanca.

El uno es el docto dominico, el otro, el poeta agustino. Son los dos pilares intelectuales de la ciudad.

Damasco y plateresco

Parte de la belleza de Salamanca es el color damasco de la piedra. Tiene el tono de los crepúsculos. Le da a la ciudad un marco de unidad y recogimiento.

Sus grandes edificios principales son muros desnudos a los que de pronto los interrumpe la fantasía del plateresco, ese tallado en piedra que parece imitar a la vajilla de plata.

En algunos rincones de la ciudad, al plateresco se le suma el grutesco, arte este que tiene su fuente en las grutas húmedas y obscuras de Europa. El grutesco está poblado de animales extrañísimos que no existen y otros que sí existen, pero que te preguntas porqué están puestos ahí.

Todo esto es parte de la rica expresión renacentista. El grutesco, en particular, no es fácil de explicar. Se requiere detenerse y admirarlo.

La maraña y el orden: la condición de lo Grutesco

La máxima expresión de lo grutesco y plateresco esta exuberantemente volcada en la fachada de la Universidad de Salamanca.

Es interesante que la discusión sobre la legitimidad de la conquista de América se haya dado en un ambiente capaz de concebir la fachada de la Universidad de Salamanca.

Toda clase de animales pueblan la fachada de la universidad. Lo grutesco choca en un ambiente académico y pío, pero esta es la gracia, justamente.

Fue una época que sumó y reunió: la santidad y lo sórdido, el mito y la vejez, la burla y la reverencia, el insulto y la paz.

Y toda esta maraña está enmarcada, paradojalmente, en marcos y cuadros que respetan puntillosamente la proporción aurea. Da la impresión que es un arte y una época que se abrió al todo, siempre y cuando se respetara la ubicación que le corresponde.

El turismo

Si estas frente a la fachada de la universidad, no hagas caso del turismo. Trae una silla plegable y anteojos de larga vista. Siéntate bajo la estatua de Fray Luis de León y permanece un par de horas mirando el espectáculo que brinda la fachada.

A tu alrededor se irá meneando la horda de visitantes que la ven un rato, sacan cien fotos, se asombran, asienten, se ríen y se van.

El boccato di cardinale de las guías turísticas es una rana sobre una calavera. ¿Qué significa eso? Un recordatorio para los antiguos estudiantes de que las mujeres de los burdeles de Salamanca los distraían del estudio y los terminaba matando.

La rana es un animal particular y muy bien elegido para estos efectos: tiene celos cortísimos y coitos larguísimos.

En todo caso, hay ocho calaveras en la fachada y 152 ranitas saltarinas y peligrosas de acuerdo al código salamantino.

En fin, es el arte grutesco.

La fachada y el misterio

Todas las imágenes de la fachada dicen cosas, pero no sabemos exactamente lo que quieren decir. Tampoco sabemos quiénes son los que están representados: hay emperadores romanos, seres mitológicos, Papas, bellas mujeres, travesuras.

La fachada permanece en el misterio. Se perdieron las actas universitarias que la concibieron y los detalles de la ejecución. No sabemos, por lo tanto, lo que se pretendía con ella. Esto es casi mejor: nos deja la fachada librada a la imaginación.

Cuándo y quién

Si bien la universidad se fundó en la primera mitad del siglo XIII, compartiendo la primacía universitaria de Europa junto a la de Paris, Oxford y Bolonia, la fachada es del 1500. De ahí las referencias a los Reyes Católicos y al escudo de Carlos V.

Pero, como decimos, la fachada está llena de interrogantes. No se sabe quién la hizo. Se supone que Juan de Talavera o  Rodrigo Gil de Hontañón con una fuerte influencia de Alonso de Berruguete, pero todo queda en el misterio.

Era una universidad del reino, pero...

La fachada fue hecha para congraciarse con el rey Carlos, pero es también un guiño al mismo rey.

La famosa águila bicéfala de los Habsburgos, aquí muestra un pico abierto y otro cerrado. De los cuatro bustos que protegen el escudo del rey Carlos, dos miran a la insignia real, un busto mira al público y el último le da la espalda al escudo del monarca. Curioso, ¿verdad?

El famoso gran mentón que poseía el rey Carlos aquí se lo presente justo al revés: es una figura que casi no tiene mandíbula.

Las cosas eran distintas entonces.

Rey Carlos I de España

Se dice que el rey Carlos asistió a una de las clase de Fray Vitoria. El monarca se sentó en una de las bancas como un alumno más. Vitoria, a su vez, no cambió un ápice lo que tenía que decir respecto a la legitimidad de la corona en América.

El monarca se comportó como un alumno aplicado. Tomó notas de lo que el maestro decía, terminó la clase, se puso de pie y se fue.

Como si fuera a propósito de la visita real, Miguel de Unamuno, el famoso rector de la Universidad en el siglo XX, tenía una divisa: La verdad antes que la paz. Esta sabia reflexión está escrita como un graffiti en los muros de la Universidad.

El dictamen

Respecto al dictamen salamantino, hay un asunto a considerar: el ambiente cultural en donde se dirimió la “legitimidad de la conquista de América” era lo grutesco. Finalmente, el paisaje que expresa la fachada de la Universidad no es tan ajeno al paisaje con el que se encontraron los españoles en las Indias Occidentales.

En América, había hombres de otras apariencias, tenían costumbres completamente distintas a las europeas y una naturaleza fuera de todo parangón. Había en las Indias dioses que morían, pero que lograban sobrevivir de generación en generación.

Y ahí, en medio del maremágnum indiano, del trastorno conceptual que significó América, se destacó la voz valiente y despejada de Vitoria: ¡Son hombres y mujeres como nosotros!, dijo el fraile. Los americanos son nuestros hermanos.