Geografías | RELATO GRÁFICO

Colonias de extranjeros en Taltal

Caminar por Taltal despierta nostalgias.

La ciudad no necesita disfrazarse para el turismo. Su pasado de puerto salitrero lo tiene genuinamente.

Las calles aún están impregnadas de olor marino y salitroso; hay casas con la arquitectura de la época y se conserva todavía una cierta calma antigua.

Algo de esta nostalgia la dan los extranjeros que vivieron en Taltal los años de oro del nitrato.

Una bella iniciativa

Rodolfo Contreras, el curador del Museo de Taltal y su alma mater, ha tenido una buena idea: atesorar fotos de lo que fue la época de oro del salitre en la ciudad.

Las fotos muestran, entre otras, el despliegue de energías que requirió la industria y las duras condiciones de vida en la pampa calichera

Las fotos son evocadoras. Entre ellas, están también la de los extranjeros en Taltal: sus costumbres, pasatiempos y un modo de vivir en un mundo propio.

Los extranjeros

La presencia de los extranjeros en Taltal fue creciendo en la medida que la industria salitrera se desarrollaba.

Los ingleses llegaron a ser unas trescientas personas, la mayoría relacionados a los funcionarios del ferrocarril.

Hubo inversiones norteamericanas en el salitre, y especialmente importantes fueron las oficinas alemanas: la Moreno, la Chile, la Alemania.

El alemán Henry Sloman, quien fuera el constructor del tranque para la generación eléctrica que lleva su apellido, y el famoso empresario que edificó la Chile Hauss en Hamburgo, también tuvo salitreras en el Cantón de Taltal.

En los años de oro del salitre, hubo unos diez consulados en la ciudad, entre ellos los de los países mencionados junto a Francia, Suecia, Italia, España, Argentina y Perú.

La familia Kerfoot

Tomemos un caso: la familia del directivo de la Taltal Railway Co., Mr. Kerfoot.

Su familia vivía en un pedazo de Inglaterra sumergido en Taltal.

«There is nothing more English than an Englishman abroad», dice el dicho, y los Kerfoot lo cumplieron a cabalidad.

Inglaterra en Taltal

Se hacían picnics, se cabalgaba o se iba en auto al desierto año corrido.

En verano, las hijas iban preferentemente a la playa y, en primavera, a ver la flora de Paposo.

Se celebraban las fiestas de la comunidad y los domingos asistían a misa en una capilla anglicana atendida por un pastor.

Los jóvenes se juntaban entre sí y practicaban los típicos deportes ingleses: tenis, golf, criquet.

Las señoras cultivaban el jardín que rodeaba a las casas, de semillas traídas desde la nubosa Inglaterra, y vigilaban que en la cocina se hicieran los puddings y scones.

¡Llegó la gran guerra!

Podemos suponer que las distintas comunidades europeas se llevaban bien y que las familias tenían una razonable vida social, pero el estallido de la primera guerra mundial interrumpió violentamente este Taltal idílico.

De la noche a la mañana, el asunto cambió. La gran guerra trajo un efecto económico importante en la ciudad. Casi dos tercio del salitre iba con destino a Europa.

Y también en la vida social. Lo que hasta hace pocos días era un trato cordial, ingleses y alemanes empezaron a mirarse con silencios y luego con sospechas.

Blacklist

La cuestión se agravó cuando los países beligerantes les exigieron a sus connacionales en el exterior que no fueran pasivos.

Empezaron las Black List, que prohibían las relaciones comerciales entre ellos.

Las empresas inglesas, por ejemplo, se negaron a vender sacos de yute a los alemanes, lo que les produjo un problema terrible. Primero, disminuyeron a la mitad sus producciones, y luego cayeron a cero entre los años 1915 y 1919, es decir, en la época mas cruda de la guerra.

Siglo XX

Si bien para el año 1920 las cosas tendieron a normalizarse, los primeros años del siglo XX  fueron especialmente turbulentos en el plano internacional.

A la Gran Guerra le siguió le Revolución Rusa, que tuvo un gran efecto en Chile, y la serie de crisis económicas que culmino con el crack de 1929.

A Chile, que dependía fuertemente de las exportaciones del salitre, todos estos fenómenos le afectaron mucho. El querido Taltal de los extranjeros comenzó a vivir sus últimos años.

Los extranjeros se fueron yendo a sus países o a otras colonias más rentables.

El terremoto

Y – como para cerrar el capítulo, y ponerle una lápida- el terremoto del año 1936 y una serie de aluviones, sellaron la suerte de la industria, de sus bodegas y los tendidos del riel del ferrocarril.